
EL CORPUS CRISTI UNA FIESTA RELIGIOSA INOLVIDABLE EN ITUANGO
Nos enseñaron nuestros abuelos : “existen tres jueves en el año que causan admiración: Jueves Santo, Jueves de Corpus y Jueves de la Ascensión”
De allí que la celebración del Corpus Cristi en Ituango,en otros tiempos constituyo una de las celebraciones religiosas que con mayor pompa se celebraba en el Ituango de los años 1950..
Desde los tiempos del padre Manuel Salvador Restrepo en los años 1940,los años 50 y sesenta en tiempos del recordado sacerdote Luis Carlos Jaramillo, la plaza de Ituango se revestía de gala para la celebración del Cuerpo de Cristo conocida como el Corpus-Cristi.
Cuatro hermosos altares se construían alrededor del parque principal para recibir la visita de la Hostia Consagrada en la imponente custodia que tiene el templo de Santa Bárbara desde los tiempos del padre Manuel Salvador Arias.eran las estaciones de la solemne procesión que recorría los alrededores de la plaza, la piadosa muchedumbre en recogido silencio, en el desfile participaba lo mas granado de la sociedad Ituanguina,en representación de todas las fuerzas vivas de la comunidad.
Para el arreglo de los altares se trabajaba con mucha anticipación en la confección de complicadas y hermosísimas alegorías eucarísticas, en las que proliferaban: corderos pascuales,pelicanos con el corazón herido,molinos,enormes copones dorados,cascadas,tabernáculos,escalasdejacob,sacrificios de Isaac,cisnes,conchas marinas,barcazas que llevaban amisiomneros con largas barbas en busca de almas,angeles en vivo represntados por losniñosyniñas de aquel entonces entre quienes recordamos.........................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................
Estos altares adornados con preciosos telones y gobelinos,el primer altar se ubicaba en la llamada calle católica (hoy peatonal) con carrera Ruiz (donde hoy esta la mejor esquina).
Se seguía y en la esquina de la carrera Jordán (donde antes estaba el estanco de rentas departamental) se ubicaba el siguiente altar.
Allí se volteaba a la izquierda, se bajaba por la calle donde vivió don Roberto Jaramillo, para voltear de nuevo a la izquierda y seguir por la calle Berrio para llegar a la esquina del parque donde hoy esta el supermercado San Miguel, allí se hacia el tercer altar, luego se iba a la otra esquina donde hoy esta el comando de policía y allí estaba el cuarto altar.
En cada uno de los altares el padre Luis Carlos Jaramillo pronunciaba emotivas piezas oratorias referentes a la alegoría que se representaba en cada monumento,el sacerdote seguía llevando la custodia y era protegido por el palio que llevaban Ituanguinos elegantemente vestidos de traje negro y para portar el palio usaban pañuelos de lino blanco para no tocarlo con sus manos, mientras elegantes señoras con vestidos negros y elegante manto en sus cabezas esparcían pétalos de flores ante el paso de la divinidad, mientras se avanzaba en medio de espesa nube de incienso que aromaba toda la plaza de Ituango.
Al llegar al quinto altar que se ubicaba en el atrio al frente del templo, recibía el homenaje de toda la congregación arrodillada, agitando un mar de pañuelos blancos, mientras la banda del liceo Pedro Nel Ospina tocaba honores al Santísimo y blancas y espesas nubes de incienso en las que se diluía el canto del PANGUE LINGUA,para recibir la bendición solemne de la divina majestad que ponía conmovedor punto final al hermoso acto litúrgico.
Sudorosa y rechinada por el sol,la multitud se disolvía en un río humano, hacia todos los rincones de la población, en medio del calor las gentes acudían al toldo de don Miguel Marín a tomar refrescante avena o al quiosco de don libardo Zapata a degustar un refrescante cono o unas ricas crispetas.
Las gentes Ituanguinas se iban a sus casas llevando en su corazón el recuerdo de una hermosa tradición religiosa que como el Corpus-Cristi,en nuestro pueblo alcanzo en el pasado sublimes ribetes de fe y verdadera comunión espiritual de todos los Ituanguinos
Nos enseñaron nuestros abuelos : “existen tres jueves en el año que causan admiración: Jueves Santo, Jueves de Corpus y Jueves de la Ascensión”
De allí que la celebración del Corpus Cristi en Ituango,en otros tiempos constituyo una de las celebraciones religiosas que con mayor pompa se celebraba en el Ituango de los años 1950..
Desde los tiempos del padre Manuel Salvador Restrepo en los años 1940,los años 50 y sesenta en tiempos del recordado sacerdote Luis Carlos Jaramillo, la plaza de Ituango se revestía de gala para la celebración del Cuerpo de Cristo conocida como el Corpus-Cristi.
Cuatro hermosos altares se construían alrededor del parque principal para recibir la visita de la Hostia Consagrada en la imponente custodia que tiene el templo de Santa Bárbara desde los tiempos del padre Manuel Salvador Arias.eran las estaciones de la solemne procesión que recorría los alrededores de la plaza, la piadosa muchedumbre en recogido silencio, en el desfile participaba lo mas granado de la sociedad Ituanguina,en representación de todas las fuerzas vivas de la comunidad.
Para el arreglo de los altares se trabajaba con mucha anticipación en la confección de complicadas y hermosísimas alegorías eucarísticas, en las que proliferaban: corderos pascuales,pelicanos con el corazón herido,molinos,enormes copones dorados,cascadas,tabernáculos,escalasdejacob,sacrificios de Isaac,cisnes,conchas marinas,barcazas que llevaban amisiomneros con largas barbas en busca de almas,angeles en vivo represntados por losniñosyniñas de aquel entonces entre quienes recordamos.........................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................................
Estos altares adornados con preciosos telones y gobelinos,el primer altar se ubicaba en la llamada calle católica (hoy peatonal) con carrera Ruiz (donde hoy esta la mejor esquina).
Se seguía y en la esquina de la carrera Jordán (donde antes estaba el estanco de rentas departamental) se ubicaba el siguiente altar.
Allí se volteaba a la izquierda, se bajaba por la calle donde vivió don Roberto Jaramillo, para voltear de nuevo a la izquierda y seguir por la calle Berrio para llegar a la esquina del parque donde hoy esta el supermercado San Miguel, allí se hacia el tercer altar, luego se iba a la otra esquina donde hoy esta el comando de policía y allí estaba el cuarto altar.
En cada uno de los altares el padre Luis Carlos Jaramillo pronunciaba emotivas piezas oratorias referentes a la alegoría que se representaba en cada monumento,el sacerdote seguía llevando la custodia y era protegido por el palio que llevaban Ituanguinos elegantemente vestidos de traje negro y para portar el palio usaban pañuelos de lino blanco para no tocarlo con sus manos, mientras elegantes señoras con vestidos negros y elegante manto en sus cabezas esparcían pétalos de flores ante el paso de la divinidad, mientras se avanzaba en medio de espesa nube de incienso que aromaba toda la plaza de Ituango.
Al llegar al quinto altar que se ubicaba en el atrio al frente del templo, recibía el homenaje de toda la congregación arrodillada, agitando un mar de pañuelos blancos, mientras la banda del liceo Pedro Nel Ospina tocaba honores al Santísimo y blancas y espesas nubes de incienso en las que se diluía el canto del PANGUE LINGUA,para recibir la bendición solemne de la divina majestad que ponía conmovedor punto final al hermoso acto litúrgico.
Sudorosa y rechinada por el sol,la multitud se disolvía en un río humano, hacia todos los rincones de la población, en medio del calor las gentes acudían al toldo de don Miguel Marín a tomar refrescante avena o al quiosco de don libardo Zapata a degustar un refrescante cono o unas ricas crispetas.
Las gentes Ituanguinas se iban a sus casas llevando en su corazón el recuerdo de una hermosa tradición religiosa que como el Corpus-Cristi,en nuestro pueblo alcanzo en el pasado sublimes ribetes de fe y verdadera comunión espiritual de todos los Ituanguinos
0 Comentarios