A Ituango llegó un ternero romosinuano en una nave espacial. Ya tiene 48 días de vida y es la atracción en el pueblo porque es el único puro de su raza que ganaderos de toda la vida han visto en el lugar.El municipio, a 200 kilómetros de Medellín y el último a donde se puede llegar por carretera en el norte de Antioquia, está tan distante que el arribo de la tecnología de transferencias de embriones es "como la de ir a la Luna".La comparación la hizo Germán Maya Ramírez, zootecnista que en dos años y medio ha recorrido 28.000 kilómetros con el aula móvil de biotecnología reproductiva bovina del Sena.Él mismo conduce la camioneta que remolca el aula donde se transportan embriones congelados de un lugar a otro y que en muchos pueblos resulta tan avanzada que podría compararse con una nave espacial.En esa aula Germán Maya recogió en 2008, en una finca cerca al río Atrato, en Chigorodó, los embriones superovulados que llevó a Ituango para que el 14 de enero de este año naciera el puro y sano romosinuano.Aunque Maya no se atreve a asegurar si la raza está en vía de extinción sabe que es muy escasa y de poco uso. De eso da fe Luis Rafael Ciro Zuleta, un ituangueño de 50 años siempre ganadero que solo había visto los romosinuanos en fotos. El único que conoce es el que nació por parto natural ese 14 de enero en la finca Los Sauces.Ciro es el representante legal de la Asociación de Pequeños Ganaderos de Ituango, Asogadi, y está muy contento con el apoyo que les ha dado el Sena en el proyecto de mejoramiento genético.Desarrollar ese mejoramiento en el departamento es precisamente el objetivo que tiene el centro de formación y Sergio Santa Botero, subdirector del Complejo Tecnológico para la Gestión Agroempresarial (Caucasia), mencionó que entre las que promueven están las razas criollas como el romosinuano.Su importancia radica en que, además de destacarse por la producción de carne, da muy buenos resultados en los cruces. El coordinador del aula móvil aseguró que le imprime a su descendencia importantes componentes que los hace resistentes y rústicos.Por tratarse de una especie criolla es de muy buena adaptabilidad a los climas locales y desempeño ante las enfermedades. Otro valor agregado es que es una de las razas colombianas más antiguas y representativas.Humberto Macías Echeverri, propietario de Los Sauces, anunció que en pocas semanas realizarán otro proceso de transferencias de embriones.En el caso del romosinuano, contó, el precio de los cinco embriones que utilizaron fue de 1.500.000 pesos. La propietaria se los vendió baratos porque también está trabajando para el mejoramiento genético.La última vez que Macías vio al ternero fue el pasado miércoles. Su parte es que el animal y su madre, La Gigante, están muy sanos. Dijo que probablemente lo bautice Romano, tal como propuso su padrino Germán Maya Ramírez.
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Cinco embriones y un ternero
Antes del nacimiento del romosinuano de Ituango los propietarios y trabajadores de la finca Los Sauces recibieron capacitación del personal del Sena.Humberto Macías Echeverrí, propietario de la finca Los Sauces, dijo que luego llegó el aula móvil de biotecnología ganadera de la institución. Cuando las vacas estaban sincronizadas negociaron los embriones congelados que estaban en el aula. Se hizo el procedimiento en cinco hembras y a los 50 días se confirmaron dos preñeces mediante palpación rectal. Una de ellas abortó a los siete meses. Para Germán Maya el ejercicio es de resaltar porque hay pocas referencias de transferencia de embriones con ganado romosinuano.
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