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PARA LOS QUE LEIMOS ALGUN DIA A JULIO VERNE UN GRAN VISIONARIO

Julio Verne, el visionario








El escritor es autor de obras tan famosas como “La vuelta al mundo en 80 días”, “Viaje al centro de la Tierra”, “20.000 leguas de viaje submarino” y “Dos años de vacaciones”.













Verne es considerado uno de los más grandes autores de la literatura universal. Muchos escritores y científicos lo han señalado a él como lectura obligada de su infancia.









El próximo miércoles 8 de febrero, el mundo estará celebrando el natalicio 184 de Jules Gabriel Verne de la Fuye, quien vino al mundo en Nantes, la capital del departamento de Loira Atlántico, en 1828.







En 1856, Julio Verne, el mayor visionario del mundo, irrumpió en la literatura francesa para describir, ciento trece años antes, lo que sería la primera misión espacial hacia la Luna.







El país pionero, la forma de la cápsula espacial, sus dimensiones y hasta el lugar de lanzamiento son datos que aún hoy asombran por su exactitud y están claramente especificados en su novela “De la Tierra a la Luna”. En el capítulo XVI (El Columbiad), párrafo 22, se lee:







“El festín fue muy animado y también muy bullicioso. Se entrecruzaron numerosos brindis: se brindó por el globo terrestre; se brindó por su satélite; se brindó por el Gun-Club; se brindó por la Unión, por la Luna, por Febe, por Diana, por Selene, por el astro de la noche, por la pacífica mensajera del firmamento. Los hurras, llevados por las ondas sonoras del inmenso tubo acústico, llegaban a su extremo como un trueno, y la multitud, colocada alrededor de Stone’s Hill, se unía con el corazón y con los gritos a los diez convidados hundidos en el fondo del gigantesco Columbiad. J. T. Maston no era ya dueño de sí mismo. Difícil sería determinar si gritaba más que gesticulaba, y si bebía más que comía.







Lo cierto es que no cabía de gozo en su pellejo, que no hubiera dado su lugar por el imperio del mundo, aun cuando el cañón cargado, cebado y haciendo fuego en aquel instante, hubiera debido enviarle hecho pedazos a los espacios planetarios”.







Sus inicios





Primogénito de Pierre Verne, un abogado de amplio reconocimiento en Francia, fue presentado por este el día del bautizo a la familia y decidió que sería el abogado que lo sustituiría en el bufete familiar, luego de su muerte. Pero muy pronto el niño Julio chocará contra la exagerada disciplina del padre y, muy joven aún, demostrará su propensión a la aventura.







Con solo once años intenta fugarse en un navío con rumbo a la India. Su padre consigue detenerle en el mismo barco y le aplica un castigo severo: lo azota con un látigo y lo encierra a pan y agua, obligándole a pronunciar la promesa de que nunca pretenderá viajar más que con la imaginación.







A los diecisiete años empieza su vida literaria escribiendo una pequeña tragedia en verso dedicada a su prima Carolina, de quien se ha enamorado sin ser correspondido. A los veinte años viaja a París para estudiar derecho, viviendo en una modesta pensión y luego en una buhardilla compartida, con el ánimo de hacer rendir el dinero que le envía su padre, para usarlo luego en comprar libros, asistir al teatro (otra de sus pasiones) y hacer vida social. Para él, las necesidades del espíritu son más importantes que las del cuerpo.







Dicen sus biógrafos que fue una época en que -muchas veces- Verne solo consumió pan y leche para poder comprar libros y asistir a veladas literarias, en una de las cuales hizo amistad con Alejandro Dumas, el exitoso autor por esa época de “Los tres mosqueteros” y “El conde de Montecristo”. Esta amistad fue definitiva para su vocación literaria.









Ilustración del libro "20.000 leguas de viaje submarino", donde el capitán Nemo observa un pulpo gigante a través de una de las ventanas del submarino en el cual viaja.











El escritor





Para 1861, Verne escribe “Cinco semanas en globo”. Durante dos días visita a quince editores que sistemáticamente rechazan su obra, hasta encontrar a Jules Hetzel, un excéntrico editor que cree en él y con el cual firma un contrato por veinte años para entregar tres novelas anuales. Verne llama a la colección pactada “Viajes extraordinarios”, en clara alusión y homenaje a Edgar Allan Poe.







En 1863, publicó “Cinco semanas en globo”, con un éxito extraordinario. Luego aparecen “Aventuras del capitán Aterras”, de 1864, “Viaje al centro de la Tierra”, de 1864, “De la Tierra a la Luna”, de 1865, “Los hijos del capitan Grant”, de 1868, y “El desierto de hielo”, de 1866.







Para esta época su situación económica es inmejorable y Hetzel modifica el contrato inicial, pagándole el doble por cada obra. Fue así como pudo realizar el sueño de viajar a los Estados Unidos. A su sorprendente bagaje científico, Verne agregaba con humildad la asesoría de expertos en las materias que escribía y los consejos de su editor que siempre fueron aceptados con complacencia. Históricamente se reconoce la relación Verne-Hetzel, como el ideal del binomio escritor-editor.







Tres cosas sorprenden en Verne: el conocimiento científico que tenía sobre los temas materia de sus novelas (para ello empleó muchas horas de lectura en la biblioteca de París), la relación inmejorable que llevó con su editor, casi de hijo a padre, hasta la muerte de este, y su producción febril, ininterrumpida, que lo llevó a publicar tres novelas por año, todas acompañadas de un gran éxito editorial.







La fama de Verne no descansa solo en sus indudables méritos literarios, representados en un estilo suelto y ameno, sus diálogos chispeantes de gracia, la profunda humanidad que alienta en todas sus obras, su imaginación fresca y exuberante, sino también en sus geniales anticipaciones, en su “invención” de máquinas y proyectos que un día serían realidad. Distinguido por diversas instituciones francesas y extranjeras, y miembro de la Legión de Honor.







Tras escribir más de 80 novelas de aventuras, Julio Verne murió el 24 de marzo de 1905, en Amiens, la capital del departamento de Lwa Somme, en el norte de Francia, ciudad que en 1909 levantó un monumento en la memoria del mayor visionario de la humanidad, que fue capaz de anticiparse muchos años, mediante la lectura constante, la investigación sistemática y la magia de una literatura llena de virtudes, para presentarle a la humanidad entera máquinas, descubrimientos y conquistas que estaban a cien años de la realidad y de la época que le tocó en suerte vivir... o padecer.









Padre de la Ciencia Ficción





El ascensor, los submarinos, las naves espaciales, los transatlánticos, el helicóptero o la Internet. Al descubrimiento de todas estas cosas, y de muchas otras, se le adelantó Julio Verne con su obra literaria, lo que le ha valido, hoy, el calificativo de Padre de la Ciencia Ficción.







La ciencia ficción es un género literario que crea una posible realidad que toma verosimilitud al basarse en supuestos adelantos de la ciencia, y que tuvo un auge muy grande durante el siglo XX, cuando en el mundo se inició una revolución tecnológica.







La ciencia ficción, además de la literatura, ha sido explotada en el cine, la televisión y los cómics.











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