En Ituango, EPM juega un doble papel: Es uno de los socios y es el contratista principal, pero no es el propietario. Debe entenderlo así, aunque le cueste trabajo.
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Que a los dueños de la central hidroeléctrica Ituango no les suceda lo que les pasó a Lázaro y Salvador, dos campesinos que compraron dos vacas en compañía, compartieron por partes iguales el valor de la inversión y convinieron repartirse de la misma manera los gastos y las utilidades. Salvador se comprometió a cuidar los dos animalitos en su finca.
Una mañana amaneció muerta una de las reses. Salvador fue donde Lázaro a decirle muy compungido: “Compadre, se nos acabó la sociedad porque anoche se murió la vaca suya”.
Con la central hidroeléctrica Ituango se presenta una situación similar a la parte inicial de esta historia. Y obviamente el final tiene que ser feliz, muy distinto al de esta.
En Ituango, EPM juega un doble papel: Es uno de los socios y es el contratista principal, pero no es el propietario. Debe entenderlo así, aunque le cueste trabajo.
Por esa razón no se ve bien que EPM pretenda debilitar la existencia, la presencia o la capacidad operativa de Hidroituango S.A., buscando disminuir la vigilancia que esta debe ejercer sobre la obra. Por el contrario, debería ser la primera interesada en cuidarla para mostrar transparencia ante la comunidad.
La central Ituango pertenece a 73 personas, a saber: el Idea y el Departamento de Antioquia, con el 52,89% de la propiedad; EPM y Chec, con el 46,47%, y otros 69 socios, que poseen el 0,64%. Todos ellos conforman la sociedad Hidroituango S.A., la dueña real de la central.
Los socios convinieron contratar con uno de ellos, Empresas Públicas de Medellín, la construcción, financiación, operación y mantenimiento de la central, y su posterior devolución a sus propietarios. El socio contratista recibirá una remuneración que le cubra la inversión, los costos y su rentabilidad, con una tasa de retorno garantizada. Después de esto, la utilidad o pérdida que quede será para todos los dueños.
Para ejecutar ese contrato se creó EPM Ituango S.A. Esta empresa nació de la escisión de algunos activos de Hidroituango. Sus propietarios iniciales fueron los mismos socios del proyecto. Hoy EPM tiene el 99,3% de esta nueva sociedad, porque les compró las acciones al Idea, al Departamento de Antioquia y a algunos socios minoritarios que le vendieron. Los restantes accionistas, 60 aproximadamente, conservan el 0,7% de la propiedad accionaria.
EPM Ituango S.A. tiene la obligación de garantizar la calidad y el plazo de la obra, y llevar un control estricto de costos y gastos, para lo cual cuenta con el respaldo de EPM. Por su lado, a Hidroituango S.A. le corresponde supervisar el proyecto, velando por los intereses de todos los dueños.
No estamos diciendo que EPM falte a la ética o a la diligencia, pero hay que evitar a toda costa que, por acción, error u omisión, parte de lo que debería ir a las utilidades se quede en los gastos.
Tampoco está bien que EPM quiera fungir como dueño, pretendiendo la cesión de la licencia ambiental a su favor.
Este documento representa la titularidad del proyecto. La restitución posterior de ella no dependería de las partes sino del Gobierno Nacional. Tampoco debe presionar que le cedan los terrenos, pues estos son garantía de la devolución de la central. Esos activos pertenecen a los dueños naturales y deben continuar así.
A propósito, es ostensible el descuido en que el gobernador Sergio Fajardo y sus delegados tienen a su empresa Hidroituango S.A. ¿Es indiferencia? ¿Es condescendencia? ¿Se debe, acaso, a que su administración no recibirá dinero por el proyecto? Ojalá que su mano se haga sentir.
Si se nos muere una vaca se nos muere a todos. Y si el proyecto es exitoso los beneficios serán para Antioquia toda. Mejor todavía, Hidroituango debe devenir en una alianza armoniosa, provechosa y duradera entre nuestras instituciones y nuestros dirigentes.
Autor: Luis Fernando Múnera López
20 de Agosto de 2012
http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/el_duenio_de_la_hidroelectrica_ituango.php
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Que a los dueños de la central hidroeléctrica Ituango no les suceda lo que les pasó a Lázaro y Salvador, dos campesinos que compraron dos vacas en compañía, compartieron por partes iguales el valor de la inversión y convinieron repartirse de la misma manera los gastos y las utilidades. Salvador se comprometió a cuidar los dos animalitos en su finca.
Una mañana amaneció muerta una de las reses. Salvador fue donde Lázaro a decirle muy compungido: “Compadre, se nos acabó la sociedad porque anoche se murió la vaca suya”.
Con la central hidroeléctrica Ituango se presenta una situación similar a la parte inicial de esta historia. Y obviamente el final tiene que ser feliz, muy distinto al de esta.
En Ituango, EPM juega un doble papel: Es uno de los socios y es el contratista principal, pero no es el propietario. Debe entenderlo así, aunque le cueste trabajo.
Por esa razón no se ve bien que EPM pretenda debilitar la existencia, la presencia o la capacidad operativa de Hidroituango S.A., buscando disminuir la vigilancia que esta debe ejercer sobre la obra. Por el contrario, debería ser la primera interesada en cuidarla para mostrar transparencia ante la comunidad.
La central Ituango pertenece a 73 personas, a saber: el Idea y el Departamento de Antioquia, con el 52,89% de la propiedad; EPM y Chec, con el 46,47%, y otros 69 socios, que poseen el 0,64%. Todos ellos conforman la sociedad Hidroituango S.A., la dueña real de la central.
Los socios convinieron contratar con uno de ellos, Empresas Públicas de Medellín, la construcción, financiación, operación y mantenimiento de la central, y su posterior devolución a sus propietarios. El socio contratista recibirá una remuneración que le cubra la inversión, los costos y su rentabilidad, con una tasa de retorno garantizada. Después de esto, la utilidad o pérdida que quede será para todos los dueños.
Para ejecutar ese contrato se creó EPM Ituango S.A. Esta empresa nació de la escisión de algunos activos de Hidroituango. Sus propietarios iniciales fueron los mismos socios del proyecto. Hoy EPM tiene el 99,3% de esta nueva sociedad, porque les compró las acciones al Idea, al Departamento de Antioquia y a algunos socios minoritarios que le vendieron. Los restantes accionistas, 60 aproximadamente, conservan el 0,7% de la propiedad accionaria.
EPM Ituango S.A. tiene la obligación de garantizar la calidad y el plazo de la obra, y llevar un control estricto de costos y gastos, para lo cual cuenta con el respaldo de EPM. Por su lado, a Hidroituango S.A. le corresponde supervisar el proyecto, velando por los intereses de todos los dueños.
No estamos diciendo que EPM falte a la ética o a la diligencia, pero hay que evitar a toda costa que, por acción, error u omisión, parte de lo que debería ir a las utilidades se quede en los gastos.
Tampoco está bien que EPM quiera fungir como dueño, pretendiendo la cesión de la licencia ambiental a su favor.
Este documento representa la titularidad del proyecto. La restitución posterior de ella no dependería de las partes sino del Gobierno Nacional. Tampoco debe presionar que le cedan los terrenos, pues estos son garantía de la devolución de la central. Esos activos pertenecen a los dueños naturales y deben continuar así.
A propósito, es ostensible el descuido en que el gobernador Sergio Fajardo y sus delegados tienen a su empresa Hidroituango S.A. ¿Es indiferencia? ¿Es condescendencia? ¿Se debe, acaso, a que su administración no recibirá dinero por el proyecto? Ojalá que su mano se haga sentir.
Si se nos muere una vaca se nos muere a todos. Y si el proyecto es exitoso los beneficios serán para Antioquia toda. Mejor todavía, Hidroituango debe devenir en una alianza armoniosa, provechosa y duradera entre nuestras instituciones y nuestros dirigentes.
Autor: Luis Fernando Múnera López
20 de Agosto de 2012
http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/el_duenio_de_la_hidroelectrica_ituango.php
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