Por un momento me sentí en el lugar equivocado. La que se pretendía fuera una
conversación ligera para pasar la tarde tomó visos de cumbre de ingenieros:
embalse de 79 km; 4.500 hectáreas inundadas; 2 mil 720 millones de m3 de agua;
capacidad para generar 2.400 megavatios; una presa de 225 m de altura, mucho más
alta que el edificio Coltejer, para contener el río Cauca; la obra civil más
grande del país en su historia; etc.
La verdad, ya empezaba a bostezar, pero un dato adicional despertó todo mi interés cuando alguien afirmó: “lástima que el modelo mental de EPM sea tan difícil. Ellos se creen los más”.
Hablábamos de la central hidroeléctrica Pescadero-Ituango, que representará un ingreso importante y seguro para el departamento, comparable únicamente a lo que percibe hoy por la venta de licores, ¡casi nada! Y del que no sólo se beneficiarán los doce municipios del área de influencia sino toda Antioquia. Pero como no falta el mosco en la sopa…
En un proceso ampliamente conocido por la comunidad, se contrató a Empresas Públicas de Medellín, que también es accionista, para la construcción, operación, mantenimiento y administración de la central. Pero el socio contratista, humos arriba, ahora se cree el único dueño del aviso. Luego de la firma del contrato, por ninguna parte aparece el nombre de la Sociedad Hidroituango, dueña del proyecto que vela por los intereses de los socios: el departamento, EPM y los minoristas. ¿Qué se hizo?
¿Cómo es posible que en el gobierno de la transparencia, EPM esté siendo cuestionada por inversionistas extranjeros sobre el manejo poco claro en sus procesos de contratación? EPM debe garantizar la calidad, llevar un control estricto de los gastos y rendir cuentas cumplida y rigurosamente, como cualquier contratista de cualquier obra del mundo.
Sería imperdonable que por negligencia, celos de poder o cualquier otra razón, el proyecto sufriera atrasos en el cronograma y se ganara una multa por incumplimiento en las fechas de operación, como pasó con Porce IV.
Y sería más imperdonable aún que ocurriera como en Porce III, que inicialmente costaba 911 millones de dólares y terminó en 1.350, más las reclamaciones pendientes. Rectifico: No sería imperdonable. Sería vergonzoso.
¿Y qué dice el Gobernador?
Nada. Está muy ocupado escribiendo libros blancos y prohibiendo reinados en los colegios. Si bien durante su mandato no verá un peso de esta central, por lo menos debería, aunque sea por caridad, ayudarnos a que se asegure esa platica para Antioquia a partir de 2018 y por el resto de la vida.
La central venderá energía por miles y miles de millones de pesos. Luego de que EPM recupere sus utilidades como contratista, más de la mitad será para el departamento, que bien podría destinarse a financiar la salud y la educación para que no tengan que depender de ese círculo vicioso contraproducente que forman el juego, el tabaco y el alcohol, impuestos coloniales de los que ya deberíamos desprendernos. Siempre será más sano costearlas a punta de aguaceros que a punta de viciosos.
¿O no?.
http://www.prensaescrita.com/adiario.php?codigo=AME&pagina=http://www.elcolombiano.com
La verdad, ya empezaba a bostezar, pero un dato adicional despertó todo mi interés cuando alguien afirmó: “lástima que el modelo mental de EPM sea tan difícil. Ellos se creen los más”.
Hablábamos de la central hidroeléctrica Pescadero-Ituango, que representará un ingreso importante y seguro para el departamento, comparable únicamente a lo que percibe hoy por la venta de licores, ¡casi nada! Y del que no sólo se beneficiarán los doce municipios del área de influencia sino toda Antioquia. Pero como no falta el mosco en la sopa…
En un proceso ampliamente conocido por la comunidad, se contrató a Empresas Públicas de Medellín, que también es accionista, para la construcción, operación, mantenimiento y administración de la central. Pero el socio contratista, humos arriba, ahora se cree el único dueño del aviso. Luego de la firma del contrato, por ninguna parte aparece el nombre de la Sociedad Hidroituango, dueña del proyecto que vela por los intereses de los socios: el departamento, EPM y los minoristas. ¿Qué se hizo?
¿Cómo es posible que en el gobierno de la transparencia, EPM esté siendo cuestionada por inversionistas extranjeros sobre el manejo poco claro en sus procesos de contratación? EPM debe garantizar la calidad, llevar un control estricto de los gastos y rendir cuentas cumplida y rigurosamente, como cualquier contratista de cualquier obra del mundo.
Sería imperdonable que por negligencia, celos de poder o cualquier otra razón, el proyecto sufriera atrasos en el cronograma y se ganara una multa por incumplimiento en las fechas de operación, como pasó con Porce IV.
Y sería más imperdonable aún que ocurriera como en Porce III, que inicialmente costaba 911 millones de dólares y terminó en 1.350, más las reclamaciones pendientes. Rectifico: No sería imperdonable. Sería vergonzoso.
¿Y qué dice el Gobernador?
Nada. Está muy ocupado escribiendo libros blancos y prohibiendo reinados en los colegios. Si bien durante su mandato no verá un peso de esta central, por lo menos debería, aunque sea por caridad, ayudarnos a que se asegure esa platica para Antioquia a partir de 2018 y por el resto de la vida.
La central venderá energía por miles y miles de millones de pesos. Luego de que EPM recupere sus utilidades como contratista, más de la mitad será para el departamento, que bien podría destinarse a financiar la salud y la educación para que no tengan que depender de ese círculo vicioso contraproducente que forman el juego, el tabaco y el alcohol, impuestos coloniales de los que ya deberíamos desprendernos. Siempre será más sano costearlas a punta de aguaceros que a punta de viciosos.
¿O no?.
http://www.prensaescrita.com/adiario.php?codigo=AME&pagina=http://www.elcolombiano.com
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