Por: Cristian
Esneider Montoya Sepúlveda
Estudiante
grado 11 – 1. Institución Educativa
Pedro Nel Ospina.
Consultado Don Jesús Adán Higuita Rojas, un destacado
zapatero de nuestro municipio sobre los antecedentes del barrio Monterrey, en cercanías a la subestación de energía
eléctrica, manifestó lo
siguiente: “Las primeras casas que yo conocí, fueron de un señor Serafín Chanci “, pero en realidad era una casa muy grande, partida en tres viviendas, enseguida había otra casita de paja y bahareque
donde vivía una señora Lucía Taborda. Más
allá, al lado izquierdo, había
otra casita de paja de propiedad de Aldemar
Villa. La casa de don Serafín, era la que tenía un letrero que
decía “Monterrey”, supongo que fue
colocado por una persona sin que se
tenga conocimiento de su motivo
específico”.
Mucho más
allá, subiendo para la urbanización Katíos III
y cerca donde había un
nacimiento de agua, se llamaba “Los Aguacates” Yo contaba con unos doce años de edad cuando oía hablar de la “Manga de Munerita” y allí
se jugó futbol y se cuenta que, en principio, era un rastrojo y una manga de propiedad del municipio.
Con el correr
del tiempo, fueron construyendo
casitas al frente de la
subestación, además del fondo obrero, luego junto a la actual imagen de la Virgen, se encuentra una casa que es muy vieja que era de propiedad de Don Suso Posada y de allá, para el
lado arriba, a mano izquierda, se encuentra lo que inicialmente se llamó “Tres sendas”, El Filo y Colegurre, donde personalmente conocí la existencia de tres casitas”.
Hablando una
noche cualquiera con Don José
Joaquín Zapata Valderrama, residente en
ese mismo sector y consultado acerca del mismo asunto, manifestó que “inicialmente había dos cantinas, en una de las cuales aparecía el letrero “Monterrey”, cuyos dueños
eran Don Luis Ortega y la señora Emilia Rojas, más allá había otro ranchito donde vivía una señora de nombre María Yotagrí
y en otro ranchito cerca,
estaba otro señor conocido como
Don Aldemar Villa y
una más que pertenecía a Don Rodrigo
Zapata. En la casa de la esquina, que era de don Serafín Chancí
también había una tienda en el
primer piso y al lado de abajo de la otra esquina habían dos casas de
tapia construidas por el señor Vinicio Velásquez
y sus hijos. Estas pueden tener más de 10 años.
En el
lugar donde está la virgen, vivía un señor
Juvenal García. En realidad esta parte por aquí, eran unos potreros de propiedad de don Serafín Chancí, que iban desde la parte donde hoy está el Hospital, donde se encontraba solo una construcción o pesebrera y era la de los Duque; había otras dos
casitas, una más, donde ahora está el billar y más arriba
las de Manuel Calle y Raúl
Chavarría; hasta subir al filo llamado
“Tres sendas, colegurre o El Filo.
Dice que esa
era una manga muy amplía
y desconoce las razones por las
cuales la colocaron “La manga de Munerita”, pues considera que por ahí no vivió ningún señor con ese apellido. Según sus cálculos, las instalaciones de la subestación de energía las empezaron a construir en 1984. Hablando ya de otros temas, recuerdo, por ejemplo que el actual templo de Santa Bárbara, lo construyó
un señor de nombre Domingo. Ocurre que en El Filo del Tejar, se celebraba la misa continuamente, bajaba mucha gente del área urbana y de subida todas las
personas que habían asistido, se alzaban adobes para traerlos hasta el centro del templo parroquial que era donde funcionó el antiguo teatro en la peatonal. Entre otras cosas, allí me tocó ver muchas películas. En Ituango había gran
cantidad de trapiches o ramadas para la
producción de la panela. En el Recreo, por ejemplo, había un que se movía a base de agua, lo mismo que en La María, en La Fondita, y
donde los Duque que ese si era
movido por bestias. Desde hace
70 años para acá, se viene construyendo
mucho en Ituango; primero eran
las casitas eran muy separadas, donde es el actual comando de policía, era una esquina de tapias gruesas, en la salida para La Granja
había tres tiendas: La de un señor
Demetrio Gallo, la otra de un
señor Casimiro Correa
y la otra de un señor de apellido
Céspedes. Recuerdo también que en
los años 50, no existían en Ituango los
barrios La Esperanza, San
Vicente, San José, Peñitas y
Chapineros.
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