ARRIERIA EN ITUANGO
La región de Ituango (Santa Rita,El
Aro,Pascuita,La Granja ,
Santa Ana,Santa Lucia,Quebrada del Medio..........) debe su progreso al trabajo
tesonero de los arrieros, hombres que desafiaron estas escarpadas montañas,
llevando los productos que aquí se producían (café,frisol,panela,maiz) y
trayendo de la ciudad (Medellín,Yarumal,Santa Rosa de O),aquellos productos
indispensables para el sostenimiento de sus gentes (telas,sardina,aguardiente
en toneles y hasta costosos muebles
importados) sin contar la carga pesada como ruedas pelton,despulapdoras,plantas
electricas,trilladoras,etc,maquinaria toda indispensable para el progreso de la
región,habia cargas prohibidas como el tabaco, qué los arrieros a veces se
arriesgaban por que le flete era costoso, pero con el problema de que a veces
la carga emborrachaba la mula y otras se mariaban y se echaban y las que no se
dejaban marear por el olor del tabaco, empezaban a hacer bulla con el hocico y
se convertían en lo que llamaban una mula tabaquera , además lo que en ese
tiempo llamaban contrabando de tabaco era peligroso y daba carcel.Ituango en
los años de 1920 a
1960 fue gran productor de tabaco, inclusive el señor Ramón Palacio tuvo una
fabrica de tabaco.Para cargar el tabaco se empleaban unos finos cajones, que
después se utilizaban en las fincas para picarle caña a las bestias
Se utilizo primero el termino mulero que el
vocablo arriero quizás por las costumbre de la recua de mulas.La palabra
arriería desciende del Árabe harr,grito acostumbrado para incitar a los
camellos
La mulada se componía por lo general de una 20
mulas, habían ido a El Valle de Toledo a llevar un café de exportación de don
Martín Tobon y allí recogieron carga para surtir las tiendas del pueblo y otra
carga que iba hacia Santa Rita para el almacén de doña Sara Montoya y que había
que descargar en la bodega de los galgos donde la recogerían arrieros de Santa
Rita como Cucho Estrada o Solano Mendoza.
En el Valle de Toledo había varias bodegas y
posadas donde llegaban los arrieros, las más apetecidas eran la de Ricardito
Palacio y la de Pacho Abel Roldan.
El sangrero se despertó a las tres de la
mañana, gracias a Dios no había llovido, pues no era lo mismo arriar en
invierno que en verano.
El sangrero se vistio:camisa,pantalón y unas
abarcas,al menos para empezar el camino;después,con el pantano era mejor
descalzo.Preparo la comida para las mulas, desde la víspera había dejado la
panela machacada en agua para hacer una especie de agua de panela, que después
arreglaba con salvado.Pasto,caña,melaza
eran los alimentos preferidos de las mulas, había que cuidarlas muy
bien, pues de ellas dependía en gran parte el éxito de la jornada, qué ese día
los llevaría a Patio Bonito a la posada del Zarco Usuga.
Empezaba a clarear ya en la cocina se
escuchaba el sonido de las ollas,las mujeres preparaban el desayuno y algunos
alimentos que llevarían los arrieros para el camino.
Dentro de los alimentos estaba las “estacas”
,estas se hacían cocinando maíz pelado
en lejía, después se muelen, sé revuelven
con chicharrón de empella y forman la estaquitas, sé envuelven en hojas de
plátano y las ponen a cocinar en agua hervida, sé le hacia también una cosa
llamada “biscocho de arriero” a base de maíz, éste bizcocho podía durar hasta
un mes sin dañarse.Ademas de estos alimentos preparados, los arrieros llevaban
,carne de tocino,frisoles,panela,chocolate,arepas y café para preparar en el
camino.
Mientras el sangrero organizaba el caballo
donde iría la comida,los arrieros armaban el “catre” , una cobija y una muda de
ropa, todo bien envuelto y amarrado con un rejo sobre el caballo.
¡Ahora a cargar las mulas!,el sangrero ayuda a
un arriero veterano:
“Se venda el animal con la mulera,se carga por
el lado derecho, sé le coloca la enjalma asegurada por la retranca para que no
se corra para adelante,y asegurada por delante por el pretal para que no se
corra para atraz.Luego se le coloca la lía al primer bulto, qué es una soga de
cuero bien fina,se le abre un bozal; sé le alza el primer bulto con la lía,
después el otro sostenido por el sangrero y se amarran juntos; luego se amarran
los dos bultos con la sobrecarga, qué es una soga mas larga,la cual tiene un
cinchón de cabuya que se le pasa al animal por debajo del vientre;al final del
cinchón esta el garabato, qué es un gancho de madera fina,generalmente de
guayabo o de arrayan.Por medio del garabato se asegura la sobrecarga y se
aprieta bien fuerte con un nudo corredizo llamado nudo de encomienda”.
El Caporal paso lista y reviso las cargas:
cinco arrieros, veinte mulas, diez con telas,5 con toneles de aguardiente y ron
y las otras cinco con la carga que va para Santa Rita, irían por la banca
siguiendo la orilla del Cauca y si todo sale bien pasaran la noche en Patio Bonito en la posada de el Zarco Usuga.
El caporal era como el jefe: pagaba a los
arrieros, hacia la lista de las mercancías
,señalaba rutas, sitios de hospedaje y duración de la jornada.Era
también el responsable de la entrega de la carga, con sus recibos y remisiones.
Todos llevaban su carriel, en el llevan la
aguja de arría para remendar algún aparejo que se rompiera, o su ropa, pues
nadie estaba libre de accidentes, también llevaban un rollito de cabuya, clavos
de herrar, martillo y tenazas y hasta una botella de aguardiente de anis,la
verdad que uno que otro traguito les caía bien sobre todo en los calores de
el Cauca por pescadero y de hay hacia arriba.
Eran las cinco de la mañana y el inicio de un
viaje que terminaría al día siguiente cuando esperaban llegar a la plaza de
Ituango a eso de las dos de la tarde.
“En el camino se encontraban con arrieros que
iban hacia San Andrés y otros subirían la loma de Ochali para llegar al otro
día a Yarumal.Cuando el muchacho que iba en el caballo y veía a lo lejos que
venia una recua de mulas, tocaba la corneta..TA..TA...TA...avisándoles a los
que venían y a los que iban, para que los arrieros se dieran cuenta y se
alistaran por el asunto de que esos caminos eran muy estrechos y si una mula
con otra se encontraban cerquita,un bulto le daba a otro bulto y había la posibilidad
de que se echaran a pelotiar y hasta peleas se podían presentar en los caminos.
El trabajo del arriero en el camino era
bastante, siempre pendientes de que las mulas no se fueran a resbalar o a caer
por un abismo, requintando la carga, ajustándola cada vez que se aflojaba,
cuidando celosamente de que la carga no se fuera a perder o a dañar, pues de la calidad de su trabajo
dependía que hubiera más.El arriero empezaba trabajando en muladas grandes,
pero su anhelo era trabajar duro y con el tiempo hacer algún dinero y comprar
sus propias mulas y hacerse independiente.De sangrero se pasaba a arriero y de
este a caporal.
Como hecho triste de la arreria Ituanguina se
recuerda al arriero José Pérez (de Santa Rosa de osos) arriero muy querido y
apreciado en el Ituango de la época, don José Pérez estuvo 15 días bebiendo,
dicen que por causa de un desengaño amoroso, ése día iba con una carga de
frisol de Ituango al valle de Toledo, llegó al puente a eso de las 12 del día,
pasó su mulada (10 mulas) al otro lado del puente,se devolvió y en la mitad del
puente se quito el sombrero, él carriel, la mulera y se lanzo a lo profundo del
río Cauca, pereciendo en el acto, por muchos años los conductores de Ituango al
pasar el puente de Pescadero en horas de la noche dicen sentir quejidos de
ultratumba y aseguran haber visto a un hombre con los atuendos de arriero que
se lanza al vacío
Continuando el viaje se llega al río
Cauca,caudaloso,borracoso y apresado por entre enormes rocas, base de elevadas
montañas,el paso se hacia por un puente colgante, qué se mecía como una hamaca
haciendo chirriar la estructura.Alli permanecía un empleado que se encargaba de
llevar las estadísticas y cobrar lo que podría llamarse un peaje.Destinado al
mantenimiento del puente, las tarifas oscilaban entre cinco,diez y quince
centavos, según se tratara de mulas cargadas, ganados y personas a caballo
,hacia un calor infernal, han pasado el viejo puente de madera en el sitio
Pescadero y empieza el camino a empinarse,la idea es llegar antes de las cuatro
de la tarde a la posada.,en una curva del camino esperan para dar paso a Israel
Higuita y sus mulas que van camino hacia Medellín con sus muladas cargadas de
café,El sol empieza a bajar;las mulas y los arrieros necesitan descansar.Desde
la posada se sabe que llegan, por la bulla y el griterio.El zarco Usuga ya los
conoce,se sonríe al oír a lo lejos las palabrotas, ya se acostumbro al
vocabulario de los arrieros, todos son unos mal hablados y es que según un
viejo arriero “si no es mentándoles la madre,las mulas no andan”. En muchas
ocaciones,cuando los cogía la noche y cuando venían llegando a la posada , se les escuchaba, en su gritería con las
mulas, la siguiente expresión “Arre mulas ¡fuepucha,apure el paso que el hambre
es mucha”
El caporal al escoger la posada donde
descansarían tenían en cuenta la buena comida que allí se preparaba,que hubiera
buenos potreros para que las mulas comieran hasta que se jartaran,claro que no
siempre alcanzaban a llegar a la posada,muchas veces los cogía la noche a mitad
del camino.Entonces buscaban potreros y armaban una tolda “Ponían el lienzo en
una manga a la orilla del camino, hacían un dormitorio, preparaban comida y a
dormir a la luz de la luna”.
Una vez en el descanso de la posada,los
caporales disfrutaban de una deliciosa comida y luego empezaban una amena
conversación entre ellos, dónde contaban las dificultades en el caminó, tales
como las bregas con la carga, sí se averiaban los costales, si se les había
derramado el frisol o el café, que tal o aquella mula se les había caído en el
camino ,por el pantano o el cansancio,el desvió por otros caminos o senderos,
en fin se conversaba de todo, no faltaba el que empezaba a contar historias de
brujas y duendes y cuando alguien sabia rasgar el tiple o la guitarra, empezaba
a alegrar la noche con sus canciones.
Es la posada el sitio donde se encuentran los
arrieros,el espacio nocturno de la tertulia,la charla,la anécdota.La tradición
oral de los caminos se recrea en estas noches de reposo y esparcimiento,alli en
amena charla y a la luz de una lámpara de petróleo, conversan
animadamente:Manuel Morales, Isidoro Roldan y Rómulo Sierra que van hacia
Ituango,Roberto Zea y Bertulfo Granda arrieros que vienen de Santa Rita y van
hacia San Andrés de Cuerquia,Nepomuceno Echeverri y Luis Mazo Usuga,arrieros
que van hacia la Granja
con una carga para la tienda de don “Millo” Jaramillo, y el Mono Roldan y Jaime
Rodríguez arrieros de Pascuita que van con sus mulas cargadas de frisol
propiedad de don Pepe Campuzano, hacia Yarumal, todos ellos muy buenos amigos,
cuántas veces se habían encontrado en la posada ,en los caminos, en fin había
mucho que conversar y uno que otro trago de aguardiente anisado que bajaba como
gato en reversa por el gañote.
Ya era tarde había que dormir, todos se
acomodan en el espacioso corredor de la casa,no había necesidad de cobija pues
hacia una noche fresca, todos se organizaban de manera ordenada: usted aquí con
su tolda, sus diez o veinte cargas de aquí para allá y yo de aquí para haya y
así se iban todos repartiendo los espacios, todo en el mas completo respeto.
El sangrero se siente cansado, no resiste los
pies, sacó la vela que traía en el carriel, la calentó y se la unto, luego les
restregó un limón ,!que alivio! había aprendido que era la mejor forma de
cuidarse los pies para que no se le pelaran sobre todo en invierno.
Con el primer canto del gallo todos se
levantan, organizan las mulas, cargan y a continuar el camino.
El aprendizaje del arriero nunca acababa: los
bultos debían pesar unos 75 kilos y
cubiertos por un encerado que los protegía de la lluvia, dé acuerdo con
la mercancía la carga podía ser,redonda,cuadrada,angarillada,de rastra y
tureguiada.Esta ultima consistía en varias mulas en fila india, de dos en
adelante, llevando la carga como en forma de camilla, provistas de unas varas
de guadua muy largas.Esta se usaban para cargas excesivamente grandes y
pesadas.
Ejemplo de estas cargas fue la llevada de la
planta de la luz de Santa Rita entrada por Puerto Valdivia y en Ituango la
imagen de la virgen de las Misericordias que esta en el parque de la plazuela
fue traída desde San Andrés de Cuerquia en turega.
Son muchos los dichos refranes utilizados por
nuestros abuelos y que hacían referencia a la arriería: “Arrieros somos y en el
camino nos encontramos”; “La carga dispareja se cae del lado mas pesado” ; “El
que nació pa´carga del cielo le cae la enjalma”
; “En el camino se componen las cargas” ; “Mula parada no gana flete” ;
“Levantando la enjalma es que se ve la matadura” ; “Herradura que suena mucho,
algún clavo le falta”.
La mulada a paso firme llega a los galgos, los
que van Santa Rita y Pascuita giran a la derecha, los arrieros de Pascuita
llegaran allí a las cuatro de la tarde y los de
Santa Rita decansaran en la
Esperanza donde los Correa y mañana después de las dos de la tarde estarán
llegando a tierra Santa Riteña,los que
van a la Granja
y a Ituango continúan su camino unos saben que pronto llegaran y los de la Granja bajaran por Pío
Décimo (Fundungo), al río Ituango y subirán a Cenizas buscando la posada del Zainal
donde dormirán antes de llegar al otro día ala Granja.
Pasan por la Eme posada de don Gabriel Muñoz ,Agua
Linda,Chagualonal,Victorianito y por fin al frente se divisa Ituango,son las
dos de la tarde, (filo de la
Aurora ),la selva,Chapineros,Peñitas y con sus gritos los
arrieros llegan a la plaza de Ituango,unos descargan en la tienda de Alfonso
Bedoya y Marcos Montoya, otros en el chispero donde Martín Tobon y en la botica
de los Acevedo.
Ya casi noche los arrieros han terminado su
labor,el sangrero lleva las mulas a la pila de la plaza a que tomen agua para
que se refresquen y luego busca un potrero donde darles descanso ,el arriero
sudoroso antes de llegar a casa se queda un rato en el kiosco de Lorenzo
Restrepo,se toma unas casquimonas (cervezas) y ya en la noche llega a casa
donde lo espera su mujer y sus hijos, hay que descansar tal ves en dos o tres
días emprenderá de nuevo un viaje esta ves a Medellin,el cual durara unos
quince días.
Fue nuestro homenaje a aquellos hombres
machos,y a sus muladas, qué trasegaron los caminos de esta región llevando y
trayendo el progreso de estas alejadas tierras,a ellos nuestra gratitud:
En
Santa Rita:Suso Granda, Octavio Gutiérrez, Tomás Moreno, Juan Yepes,Colis
Cortines,Rafael Hurtado, Miro Zea,Manuel Antonio Roldán, Chavito Gutiérrez y
tal vez el ultimo de los arrieros Santariteños : Carlos Pemberthy.
Fueron arrieros en el año de 1880,los hermanos
Álvarez (Antonio,Daniel y Pacho), qué llegaron a Ituango procedentes de
Entrerrios y San Pedro de los Milagros y se establecieron en La Hundida
Para los lados de la Granja eran arrieros: Cesar y Omar Posso,Enrique Rodríguez, Nepomuceno Echeverri y su hijo
Ernesto, Eduardo Guerra, Carlos Emilio García, José Patiño, Luis Mazo
Usuga,Bernardo Zuluaga Calderón (el mono),José Alejandro Molina (de San
Juanillo),Pelayo Londoño, Gustavo Mazo de Reventón (el duende)
En Pascuita eran arrieros: el “mono” Roldán, Emilio Mora, Ramiro Posso,Jaime Rodríguez, Antonio
Durango, Vicente Jaramillo, Octavio Oquendo y Ramón Guzmán (de quien se dice
era duende: sé aparecía y se desaparecía )
Punto aparte fue don Manuel Morales, decano de
la arriería Ituanguina,arriero por mas de 50 años, otro arriero de grato
recuerdo entre las gentes Ituanguinas fue don Isidoro Roldán, excelente hombre,
gran Señor, sus últimos años los paso en los Estados Unidos, en compañía de los
suyos y no desaprovechaba vacaciones para regresar a su tierra,especialmente a
su finca “Las Chambas”,ubicada en la falda del Río.Tambien otro gran hombre de
la arriería Ituanguina fue don Israel Higuita, quién tenia su casa en el Turco.
Hacia La Miranda ,El Cedral,eran arrieros Ricardo
Valderrama, Justiniano Posso y Roberto Taborda.
Otros arrieros fueron: Gustavo Álvarez, Delio
Pemberthy,Romulo Sierra,Aron Graciano,Miguel Gil,Lalo Jaramillo,Ramon
Betancurth,Carlos Uribe, Flavio Uribe, Conrado Uribe, Efraín Lopera,Tino
Porras, Antonio Gaviria,Quico Giraldo,Enrique Guzmán, Luis Guzmán, Antonio
Maria Pérez, Joaquín Ramírez,Berto Gómez..,Kico Bustamante, Félix Bustamante,
Luis Amador Jaramillo, Arturo Rodríguez,,Ramón Morales, Sergio
Sepúlveda(arriaba las mulas de don Lino Marín),Gilberto Vera, Iván Vera, Luis
Restrepo,Juaquin Barrera,Toño Jaramillo,Marcos Jaramillo, Óscar Giraldo,..los
hermanos Herrera de la
Hundida.. .......Bernardo Hurtado (gamuzo),era arriero entre La Granja y Santa Rita....
A ELLOS EN NOMBRE DEL PUEBLO ITUANGUINO:ETERNA
GRATITUD
SI TIENES ALGUNA HISTORIA SOBRE LA ARRIERIA NOS GUSTARIA CONOCERLA :ituango1@gmail.com
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