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EL BAJO INGLES VEREDA DE ITUANGO: SU HISTORIA

RESEÑA HISTORICA DE LA VEREDA EL BAJO INGLÉS:
Por: Luis Albeiro Montoya Londoño.



El origen  de este nombre,  se debe al sitio  denominado  hoy “Pocitos”,  finca del señor Florentino  Lopera, quien quiso  cambiarle el nombre  por el de El Alto del Inglés”. En otro sitio  de esta finca, denominado “Filo de  Canoas”,  este señor tenía  una tienda  que servía diariamente  como lugar de mercadeo  y descanso  a los viajeros  del municipio de Peque  que, en este tiempo,  era corregimiento  de Ituango. Toda la gente de las partes bajas, para viajar a Ituango tenían que pasar por allí, ya que la falta de camino y puente, les impedía pasar por Quebrada del Medio,  razón por la cual,  don Florentino  bautizó Alto del Inglés  a la parte donde  él tenía  la tienda,  y “ Bajo Inglés”  a la parte baja  que comprendía entre las partidas  de Quebrada del Medio  y  El Amparo. Según los señores Antonio Posso  y Carolina Guzmán, esta vereda  se comenzó a fundar  en el año  1878, en un territorio  selvático, el cual comenzaron a adecuar para la construcción  de las viviendas. Las  primeras familias  que llegaron allí  fueron los Guzmán, los Torres,  los Zabala, los Pérez, los López, los Durango; algunas muy numerosas, hasta el punto  de llegar a  vivir  dos en una misma vivienda.
La señora Carolina  George dice  que el primer poblador  de esta vereda,  fue el señor Florentino  Guzmán Ortiz, natural de Buriticá- Antioquia  y la señora Jacoba Torres,  oriunda de Ituango, quienes llegaron  a estas tierras  en calidad de  invasores. Su vivienda se estableció  donde hoy queda la casa de Toño  Posso. De esta unión  hubo tres hijos: Lorenzo, Dolores y Bárbara.  De los tres anteriores,  se desprende un árbol  genealógico de la siguiente manera:  Lorenzo fue cazado  María Antonia  Sepúlveda, matrimonio del cual  hubo los siguientes hijos:  Luis, Ramón, Florentino, Francisca y  Fauriciana, conocida como “ La Chana”; Dolores fue cazada  con Mariano Durango  y se descendencia: Raimundo, Atanasio  “ Tano”, Ruperta, Abelina, Rosario, Bárbara, Paulina, Jacoba,  cazada con  Juan Esteban George  y sus hijos Mariano, Lisandro Antonio  o el “ Chacho”, Nicolás, Carmela y Elvira.  Actualmente cuenta con  38 familias para un total de 137 personas, 56 viviendas.
Finalmente,  esta comunidad y otras veredas  aledañas, vieron la necesidad  de construir un puente  de madera en el sitio  conocido como “Bagamientón”  y luego en las partidas de Quebrada del Medio y, a partir de este momento,  fue cambiado el paso por el Alto del Inglés para viajar  a Ituango por quedar más cerca por Quebrada del Medio, llegar al río Ituango,  para luego subir  la loma  a pie  o en bestia, ya que en este  tiempo no existía la carretera.
A partir del año setenta,  en este sector,  se inicio la independencia   del lugar conocido  como “Los George”, hoy llamado “La Georgia”, quedando los límites  de El  Bajo Inglés,  desde la quebrada “El “Calvario”,  hasta encontrar los límites  con la vereda El Amparo.
Los límites  exactos de esa vereda  son:  Por el oriente  con el sector  El Tablado  y El Llano de las Cuatro; al occidente  con la vereda La Miranda, separada por el río Ituango; al sur con las veredas  El Amparo y El Cedral , esta última  separada por el río  Ituango  y el norte con la vereda  La Georgia.
Se encuentre situada  al suroriente  de la cabecera municipal,  a una distancia  de 18 kilómetros  por carretera durante  hora y media, posee una extensión de seis kilómetros  cuadrados, una altura  de 1500 metros  sobre el nivel del mar  y presenta un clima  medio con una temperatura  de 22 grados  centígrados. La topografía  es pendiente, escarpada  y suelos con baja  fertilidad.
En el aspecto  hidrográfico,  se destaca el río  Ituango  que cruza la vereda  de sur a  norte,  las quebradas  La Sucia,  La  Pérez, El Lavadero, Los Guzmán, La Perla,  Las Agüitas y la quebrada que sirve  de límite con El Amparo.
En el aspecto  educativo, se reseña  que la escuela  rural  fue fundada en 1942, inicialmente  en la casa de Lola Arango con 30 estudiantes  aproximadamente, años más tarde  fueron destinados  otros sitios como aulas de clase  en la casa de Don Ramón Graciano  y Don Manuel López.  Posteriormente,  un integrante de la familia Guzmán  donó un terreno  para construir la primera escuela  y que luego pasó a ser propiedad  del municipio, construida por los  pocos habitantes  a base de teja , barro  y tapia  de dos pisos  que funciono hasta 1975 , año en que fue demolida  y en 1977  la federación de cafeteros, la comunidad y el municipio, construyeron  una planta física  de  material que  constó de dos aulas, dos unidades sanitaria y  un apartamento  para los profesores.
La primera profesora  que llego allí  se llamó Luisa Guzmán, quien por vocación entró a trabajar  en esta vereda con el apoyo  económico de los padres de familia, la segunda  maestra  fue la señora Rosalba  Londoño  Jaramillo  ya jubilada, le sucedieron,  Teresa Restrepo, Mariela Ruiz ,Berenice Atehortúa, Rubiela Urrea, Flor María  Chavarría, Susana Correa, Teresa Osorio, Araminta Jaramillo, Ángela Rojas, Arístides Ortiz, Dolores Venegas, Héctor Cardona, Jesús María Flórez, Argiro Múnera, Mario Tabares, Alicia Molina, Iván Agudelo Orozco, Elba Luz Cardona, Elizabeth García, Virginia Vargas, Carmen Julia Arango, Adriana Giraldo, Jhon  Jairo Muñoz,  Mauricio Carvajal, Doralba Góez, Rogelio Posso y Fanny Lopera.  Actualmente cuenta con unos cuarenta   alumnos  de primero a séptimo, posee huerta escolar, jardín, biblioteca, restaurante y computadores.  Funciona allí una sede de Coredi
En  el aspecto económico,  se ha cultivado siempre  el maíz,  el fríjol, plátano, yuca, caña, al principio no existía  el café  y,  si lo había en algunas  casas, era gastado en la preparación de tinto   familiar. Al aparecer llegó hace unos 65 años después, en cada casa era representado  el trapiche  o “mata cuatro”  utilizado para sacar la panela  antes existió  el cilindro de bestias  de propiedad de José  López,   esposo de Rosario Durango.
Actualmente el café  es su principal renglón  económico.  En cuanto al medio de transporte, la carretera que parte del perímetro  urbano hasta  un lugar llamado  la punta en el Bajo Ingles, llegó hace unos veinticinco años.  Se emplea el bus escalera  que viaja todos los días  a las nueve de la mañana  además,  las gentes  utilizan la escalera  que viene a quebrada  del medio  que sale de allí  a las 4 de la tarde, así mismo, existe un servicio  ocasional  de moto, moto ratón y otros  carros particulares.  Antiguamente  y, aún por los caminos  de la vereda, se utiliza  la bestia con aparejo  y silla.
Con respecto  a la salud,  la  vereda cuenta  con dos parteras  no complementarias. Tradicionalmente  se han utilizado las bebidas de hierbas y los raiceros o yerbateros. Las enfermedades más comunes dentro  de la comunidad  son  la diarrea,  y las infecciones respiratorias  en los niños. En cuanto a la cultura  se refiere, se destacan el  dialecto, la terminología que  es variada con palabras  costumbristas, regionales, modificando palabras  rápidas y poco claras  como pallí, puaqui,  entonces,  semos ,  pañal,  pañadora, tui ticos,   pabajo, petróleo. Se destacan algunas frases, cuyo significado ha nacido por ocurrencia y son propios de la región:
“Más porfiada que la mujer del garabato”  era un señor que tenía  un hijo único, se le ahogo en la quebrada y lo buscaba de pararriba”
“Le dieron pisco”: al que reprenden por una falda cometida.
“Los caso el padre Caliche”: La pareja que vive libremente.
“Se amarró la  soga al cuello”: el que se casa por la iglesia.
“Se peina con la lengua”: Las personas chismosas.
“Hace de una pulga un caballo”: el que dice de otro  más de lo que debe ser.
“Chilla más que un canastro de pollos”: el que se lamenta a diario por cualquier situación.
“Le salió  más cara el agua que los huevos”: el que recibe un servicio mayor  por un pequeño detalle.
“Se cepilla los dientes con una yuca”:   se dice de la persona que nunca que nunca ser cepilla los dientes.
“Como es la vaina”: como es la cosa.
“Yo no salgo de aquí, pero me la se todas”: personas que comunican a otros  y hace creer que todo se da cuenta, de lo que sucede en la región.
Con respecto a la música, el baile no pasa de moda y, sobre todo, la parrandera, empleando los instrumentos de guitarra, lira y violín.  Había cinco personas encargadas de animar las fiestas periódicamente. Los ritmos más empleados son  el merengue, el pasillo, el corrido, el tresillo, modernamente el vallenato, las baladas.  Son solidarios, evitando problemas entre las familias y colaboran con varias actividades a través de lo que ellos llaman los convites o festivales.  Sus fiestas tradicionales son: La Semana Santa, los bazares, las veladas culturales, los actos cívicos.  Asisten al área urbana a la fiesta de la Virgen del Carmen, a San Isidro, algunos a la Semana Santa y en diciembre, sobre todo, el 31.
Con respecto a la alimentación o comidas típicas, sobresalen los fríjoles, la arepa, la mazamorra, el agua de panela, el arroz.  En cuanto al vestuario, es muy utilizado el sombrero, el machete a punto de desaparecer el carriel, el pocho, la ruana, las abarcas de látigo, la cubierta, las botas de caucho.  En las mujeres eran muy comunes las pañoletas, las enaguas, las sandalias, las faldas largas. La mayoría de estos trajes eran muy utilizados en los años 60.  Existe un buen gusto por la poesía y el teatro, con la presentación de algunas obras, preparadas por las mismas gentes.  Así mismo, se efectúan algunos paseos de integración a veredas cercanas.  Existe una caseta comunal para realizar reuniones y bingos, existe energía, acueducto
Los actos religiosos que se celebran con frecuencia son las misas, sobre todo, cuando el sacerdote de Santa Ana baja hasta la vereda.  Dentro de los rituales que se acostumbran en las familias están la bendición antes de iniciar el día y el rosario antes de acostarse, realizado por una que otra familia.
En cuanto a la parte deportiva, se practica el Microfútbol y el Fútbol que se hace en una placa polideportiva y se realizan torneos con otras veredas vecinas como El Cedral, La Georgia, Las Cuatro, El Quindío, Santa Ana y La Vega del Inglés.  El número total de viviendas es  de 38, el número de personas es de 138.  Las viviendas en su mayoría se encuentran techadas con zinc, las paredes de bahareque, algunas con piso de tierra, cuentan  con ventilación adecuada, sólo un 30%.  Las cocinas quedan aparte del dormitorio y se utiliza la leña para preparar los alimentos, pisos de tierra, paredes en mal estado, fogones inadecuados por no poseer chimeneas, favoreciendo la contaminación por el humo.

La actual Junta de Acción Comunal está integrada de la siguiente manera:  Roberto Pèrez como Presidente, Nancy Guzmán M, como Vicepresidente,  Paola Correa como Secretaria, Jhon Dairo Guzmán como Tesorero, como Fiscal Donaldo Oquendo y como delegados aparecen Deisy Giraldo, Deimer Guzmán y Marta Giraldo.  Las obras que actualmente están en desarrollo son la caseta comunal y un aula de clase.   Las necesidades más apremiantes son la terminación del muro de la escuela, el comedor del restaurante y la unidad sanitaria.

 Complementa esta historia y muy cerca de allí, en la parte alta, El cerro del Inglés, con unas características  muy especiales, éste está localizado  al suroeste  del área urbana  del municipio, con una  topografía quebrada, conformada  por el cerro, varias  colinas y mesetas  por donde cruzan varios caminos  que conducen a Pená, Peque, Santa Ana, El Inglés, La Georgia,  El Sinú  y San Jorge, la altura sobre el nivel del mar  es de 2.200 metros, la temperatura oscila entre los  12 y 14 grados centígrados.
 En lo que concierne a los recursos naturales, los bosques están  localizados  en las partes más  altas  del cerro, conservan  un estado  natural  con arbustos  primarios y secundarios, con los cuales  se encargan de   proteger  el suelo. El hombre con su uso inadecuado, está  acabando con su estructura, lo que afecta  el medio y la vida  de los demás  seres vivos. Es un terreno apto para la agricultura  por su clima, pues se produce maíz, arracacha, fríjol de tallo, hortalizas, papa,  mora de castilla,  flores, árboles de  variadas especies como el  roble blanco, el  ensenillo,  durumoco,  jigua,  caucho, guayacán, cedro lanudo, pino criollo  y chagualo. Todo lo anterior, hace que se respire un aire fresco, sin contaminación  y reconfortante  para el organismo.
La fauna está representada en los loros grises, sinsontes, yolías, armadillos, guagua,  loba y triguillos, estos dos últimos  en vía de extinción  por la acción  de los campesinos de la región.
Aspecto hidrográfico, las  aguas que nacen al pié  del cerro son de color  azul cristalino, delgadas, de buen sabor  y buena calidad química. En la media falda  del cerro, nacen más de treinta  fuentes  de agua, entre las que se cuentan las quebradas de Canoas, Singo Arriba,  Chorrón, Las Cuatro, La Sebastiana, La Sonora,  La Georgia,  y otras pequeñas que son afluentes del río Ituango y algunas del Cauca.
El mayor atractivo  es una ciénaga  o fuente de agua  permanente, ya que no se seca, el color es turbio, textura gruesa y sabor agridulce, tiene una profundidad más o menos de  cinco metros y un área  de veinte metros  a la redonda, ubicada en todo el lomo  del cerro y a un lado del camino  que viene de Ituango  y va para el Sinú. Se ha dicho  que guarda muchas leyendas  extrañas  como una riqueza oculta y encantada.
Al pié de la montaña, se encuentra la bocatoma del acueducto municipal, con dos tanques grandes y una reja – tanque donde se encuentran las tuberías que captan el agua que pertenece a la  antigua empresa Acueductos y Alcantarillados de Antioquia – Acuantioquia, hoy AASSA.
En lo atinente al aspecto humano, en esta zona viven tres familias, conformadas de la siguiente manera: Eulina Úsuga, vida de Osorno y cinco personas más.  Viven en La Abertura, en una casa con huerta casera, pasto, cementera y posesión de gallinas y cerdos; Román Jaramillo y siete personas más que viven en la finca El Carpintero, con ganado y potreros grandes;  Oscar Rojas, vive al pie del cerro en una doble casa, en una de las cuales conviven siete personas, con cafetal de dos hectáreas y un potrero. 
En el aspecto histórico, se dice que por el camino que viene de Ituango y cruza por este cerro, hace doscientos años, entraron los primeros colonos a poblar las regiones de El Inglés, Santa Ana, El San Jorge y El Sinú.  La familia del señor Julio Osorno, ya desaparecido, vive en esta región hace aproximadamente cincuenta años y de ella se obtuvo el siguiente relato:  “Se cuenta que por el camino real que de Media falda conduce a Santa Ana y el Sinú; entraron los primeros habitantes de la región, hombres que después de un mes de camino, con el mercado a las espaldas, tomaron posesión de un bosque virgen y a golpe de hacha y machete, abrieron el campo para sembrar el maíz, el fríjol, el plátano y el café, haciendo de ésta una región netamente agrícola y ganadera”.
Los arrieros  con sus muladas, hacían su parada  en todo el lomo  del cerro  con el fin de descansar, aflojar las cinchas  de las bestias  y almorzar.
Dicen que cuando subían  los presos  que eran conducidos  a la Colonia  Penal Agrícola de Antadó, cargados con bultos  de sal, azotados por las peinillas  de los guardianes  y una vez llegaban  hasta la ciénaga; tomaban  agua, descansaban y mejoraban su estado de salud.
Igualmente,  a una mujer  que le gustaba tomar  trago  con los arrieros y estar  con estos por plata, en alguna ocasión,  se peleó con uno de ellos   bajo el licor, quedo herida y posteriormente murió. Aquí tomo fuerza la leyenda de La Ciénaga, pues han visto a  una mujer sentada en una piedra  que  hay cerca  a la ciénaga   y al acercársele, corre, se tira al agua  y se pierde.
Alguna vez,  llegó una recua de mulas  que venía de El Sinú, un  de ellas,  tomando agua, fue empujada  por otra, se ahogó con un  joto  de oro y níquel que llevaba para Medellín.

Luego un señor  que estaba borracho, pasó por un lado  de la ciénaga, escuchó una música, muy alegre  de guitarra, triple y maracas  en una fonda caminera  y pensó: “Aquí me quedo bailando  y tomando trago. Se  puso a bailar  con una muchacha bien vestida  y  coloreteada. Más tarde, ella le dijo  que salieran un rato  para el lado de la ciénaga  y una vez allí, le pidió un beso  a la muchacha y  ésta le respondió  que si,  al abrazarla y tenerla muy cerca de la cara miró, que en vez de ojos tenía una  calavera hueca  y con fuego. El hombre salió corriendo, gritando, y echando bendiciones, pasó por la fondita  que estaba en silencio, siguió por el camino  y más abajo quedó  atrapado en un bejuquero, privado  y al otro día despertó  cerca de su casa.

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