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LA HISTORIA DE CALZONES................DE LA PICARESCA PAISA

LA HISTORIA DE CALZONES
MANUEL TAMAYO

Medellín en la década del 30 era un pueblo grande donde los chismes surtían la tarea cotidiana y en donde un ladrón podía ser personaje de resonancia porque robar era el delito mas sonado (como cambian los tiempos).Un homicidio o las lesiones personales eran ya palabras mayores que conmovían  todos los cimientos de la parroquia y causaban una repugnancia generalizada.Pero había un ladrón de especial importancia se llamaba Manuel Tamayo y lo apodaban “Calzones”,precisamente en un tiempo donde la costumbre era usar calzones cortos en los hombres, hasta los 15 años, edad a partir de la cuál se los bajaban, es decir los usaban largos hasta el tobillo y las mujeres solo podían usar pantalón en contadas excepciones y ocasiones  como las cuándo iban a “montar a caballo”.
Manuel Tamayo nació en Sopetran y como la mayoría de sus paisanos, aprendió desde joven el machete ( y sus 33 paradas).
Como cualquier pueblerino se vino desde muy niño a Medellín para acompañar a su señora madre que trabajaba en una casa de familia, muy distinguida de la naciente capital de la montaña.
Desde adolescente Manuel aprendió todo tipo de mañas que lo llevarían a convertirse en el ladrón mas famoso de Medellín y de Antioquia.
Pero sus hazañas y leyenda comenzó cuándo empezó a repartir el botín de lo robado entre los pobres, por lo que las gentes humildes y en general la opinión pública mayoritaria empezaron a tenerle cierta simpatía.
Calzones era un mito popular.Las gentes decían que cuándo la policía lo tenia acorralado, después de  sus fechorías, sé convertía en paloma o gavilán y así escapaba.
Otros afirmaban que se convertía en árbol o se mutaba invisible cuándo ya estaban a punto de capturarlo.No siempre logro su artilugio y la policía alcanzo a tomarlo preso varias veces, pero luego de pagar la  condena o de evadirse de la cárcel, volvía a las andanadas.En una de esas capturas los tombos (que así llamaban a los policías),pusieron  lazos al cuerpo de “calzones”,cada uno llevándolo y jalándolo como si fuera el mas fuerte toro de la feria de ganados, en la calle y los balcones del pueblo grande que era Medellín, las gentes se asomaban a las ventanas para ver pasar aquel espectáculo extraño y brutal. La fama de justiciero y la habilidad de calzones volaba de boca en boca,comola propaganda de una afamada marca de cigarrillos que preferían nuestros abuelos.
En una de esas cacerías emprendidas por la justicia,el gobernador de Antioquia, dizque puso un telegrama al alcalde de uno de los pueblos nuestros, con el siguiente texto “ordénele capturar a Calzones encuentrase en esa población”,como los carros en que en esos días se movilizaba la policía les decían “bolas”,el alcalde presuroso  contesto telegráficamente a su superior así: “policías en bola buscando calzones”.
Con toda esta malicia,la actividad delincuencial de Calzones producía simpatía entre el pueblo e irritación entre las autoridades.Las clases populares bajas lo protegían, le hacían fácil la huida y a la vez sembraban de fantasía las aventuras del “buen ladrón”,varios eminentes Doctores de la época trataron de intermediar para que Calzones  se entregara a la justicia y detuviera su permanente y peligrosa fuga,en vano fue, porqué el miércoles 24 de agosto de 1938 a las 7 y media de la mañana, cuándo calzones se dirigía de la fracción de Morritos a Sopetran,dos agentes de policía que acechaban  su paso lo ultimaron con repetidas cargas de fusil.

Este fue el fin del delincuente mas temible de Antioquia en los años treinta, convirtiéndolo en leyenda, en nuestros pueblos cuando algún parroquiano le daba por escoger la profesión de robar y asaltar,lo apodaban “calzones”

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