Cómo
eran los diciembres en 1930
Volvemos a la columna de los recuerdos de
Ituango, que había estado en receso desde el número pasado.
Ahora queremos contarle cómo eran los
dicembres en Ituango, por allá en 1930.
Había un grupo de niños que representaban a
los pastores y uno de niñas que hacía de zagalas. Durante los nueve días
de la novena las zagalas se repartían en
dos grupos, uno dentro del templo y otro afuera, quienes entonaban unos
cánticos llamados “las jornadas”, que representaban los viajeros y comenzaban a
cantar así:
Desde lejos venimos cansados,
Intentando poder descansar,
A esta casa vecinos honrrados,
Os pedimos nos dejes entrar.
Los
de adentro contestaban:
Nuestra casa es pequeña,
Y difícil de albergar,
A gente desconocida,
Ignorando quien será, etc.
Las jornadas terminaban con el nacimiento
del niño Jesús a las doce d ela noche en la misa de gallo, donde se reunian
todos los pastores alrededor del pesebre entonando hermosos villancicos, con
cascabeles, panderetas, pajaritos, piticos, etc.
EL
PESEBRE NO FALTABA
En las casas no podia faltar el pesebre. Se
hacia natilla y buñuelos y se bailaba al son de tiples y guitarras.
Los niños ignoraban que los regalos los
compraban el papá y la mamá, y los recibían convencidos de que era el traido
del niño Jesús. Un señor Enrique Pérez
de Santa Rosa de osos, un cacharrero, pasaba en navidad vendiendo sus cacharros
por las calles, acosados por los niños para observar los regalos y pedir en la
novena el aguinaldo del niño.
0 Comentarios