EL CURA SIN
CABEZA.Contaban en Ituango que en los años 50 y 60 cuando no habia luz en el
pueblo y altas horas de la noche en el cruce d de la carrera Santander con calle Madrid mas exactamente donde hoy esta la
escuela Antonio J Araque,aparecia un cura con rigurosa sotana negra y un
vistoso cleiderman,pero este cura no tenia cabeza, le daba la vuelta a la
actual escuela y se entraba a un salón de clases que existió en la parte alta
de dicho establecimiento,alli se perdía el cura.Cuenta la
historia que en el lugar donde hoy se encuentra la escuela Antonio J,antes fue
la casa del padre Madrid, un sacerdote que construyo una amplia y gran casa en
ese lugar, la casa era enchambranada,con amplios corredores y bien cuidados
jardines, esta casa fue derrumbada para dar paso ala actual construcción de la
actual escuela Antonio J,esto ocurrió en 1966,esta casa por muchos años se
llamo la casa del padre Madrid EL
RATONCITO Y DON ALFONSO BEDOYA Don Alfonso
Bedoya,fue un comerciante muy conocido y honorable de Ituango en los años 50,60
y 70;tenia su tienda en el marco principal de la plaza principal y llego a ser
la tienda mas surtida del pueblo junto a la de Martín Tobon en el Chispero.Don Alfonso
tenia fama de no ser muy amplio, un mañana al abrir la tienda,se encontró en la
trastienda con un ratón que tenia asolada la tienda desde tiempo atrás,dañando
bultos de maíz, cajas de galleta, en fin dañaba todo lo que encontraba, don
Alfonso que desde hacia días lo estaba buscando para cobrarle los daños que
estaba haciendo, cogió una escoba,la levanto y cuando ya le iba a dar con
ella,el ratoncito en tono suplicante le dijo “don Alfonso por favor no me vaya
a matar, que yo no he hecho nada”,como que no has hecho nada mira como tienes
los costales del maíz y las cajas de saltines,hace mas de 6 meses que te estaba
buscando y ahora me dices que no has hecho nada, cuando te encuentro
precisamente en el lugar de los hechos.El
ratoncito muy asustado le respondió “ Don Alfonso se lo juro que yo no he sido,
es cierto que usted me encontró aquí, pero lo que pasa es que yo vengo a dormir
aquí a su negocio” ,bueno entonces de que vives ,donde comes, mira todos los
daños que me has hecho, “por eso don Alfonso yo duermo aquí en su negocio pero
me alimento donde don Aurelio”,don Aurelio Posada era otro comerciante que
tenia su tienda al lado de la de don Alfonso. LOS
PRIMEROS RADIOTELÉFONOS EN ITUANGO Cuando en
Ituango a principio de los años 80 pusieron los primeros radioteléfono, fue
toda una novedad y en casi todas las fincas y negocios respetables del pueblo,
instalaron su radio-teléfono el cual funcionaba con una central en Ituango y
allí se pedía la comunicación con la persona con la que se quería hablar.Horacio
Zapata puso uno en su finca en Pascuita y don Luis Betancourt también coloco
otro en su farmacia Moderna ubicada en la plaza principal de Ituango.Horacio
que ya conocía esos aparatos, le dijo a su amigo Luis que por allí no se podía
hablar mucho pues lo que uno decía lo escuchaban todos los que tenían el
sistema, lo mejor era hablar en clave cuando era algo delicado, por esos días
en Ituango hubo varios muertos y don Luis llamo a Horacio a Pascuita y
siguiendo las indicaciones de su amigo le dio la noticia de la siguiente manera
“Horacio anoche pum pum 4” EL JUEGO DE
LA MONEDA EN ITUANGO.En los años
60 en Ituango una de las diversiones era reunirse en las cantina y cafés a
jugar dinero para eso se inventaba todo tipo de juegos, uno de ellos consistía
en que cada jugador ponía una moneda sobre la mesa y a la primera moneda que se
le asentaba una mosca ese era el ganador, reunidos en el café de Raúl Correa en
el chispero apostaban don Nicolás lopes,el propio Raúl y Julio Giraldo conocido
jugador y quien tenia fama de ser muy tramposo en el juego, resulta que la
mosca solo se asentaba en al moneda de Julio, así jugaron toda la tarde y Julio
siempre ganaba hasta que se dieron cuenta que era que sin que se dieran cuenta
por dentro de su ruana metía la moneda y por entre sus pantaloncillos untaba la moneda de materia fecal ,lo
cual lo llevaba a que siempre ganara
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