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la colonia de ituango residente en la ciudad de Medellin siempre se ha preocupado por su pueblo AQUÍ LES CONTAMOS UNA BONITA HISTORIA


INFORME DE OBRAS REALIZADAS EN ITUANGO, MEDIANTE LA COLABORACIÓN DE LA COLONIA RESIDENTE EN MEDELLÍN. A medidados del año 1975, como había ocurrido otras veces, la carretera a  Ituango se vio interrumpida por una serie de derrumbes que dejaron el pueblo completamente aislado hasta el punto de carecer de artículos de primera necesidad que debían llegar de otros lugares.  Entonces, surgió en Medellín el entusiasmo de Enrique Posada, ituanguino de pura cepa, que quiso solidarizarse con su pueblo en esos momentos de angustia y para tal fin, convocó a los paisanos residentes  en la capital, para buscar la forma de prestar alguna ayuda.Fue así como se llevaron a cabo varias reuniones en la sede de la Universidad San Buenaventura, regentada en la época por Fray Arturo Calle Restrepo, otro paisano de la Comunidad Franciscana, quien también muy generosamente nos prestó un salón para las reuniones que fueran necesarias.Nos pusimos, pues en el plan de reorganizar La Colonia y pronto se eligió la Junta Directiva, integrada por el Doctor Silvio Trujillo Acevedo como Presidente;  Jesús María Valle Jaramillo como Vicepresidente; Lola Araque Roldán como Tesorera;  Elisa Calle Calle como Secretaria y los vocales: Alfonso Upegui Espinal, Enrique Posada Úsuga, Rafael Araque Botero, Lucila Upegui Restrepo y  Sigifredo Correa Correa Se reunía  semanalmente, unas veces en la oficina del Doctor Valle, otras en la de Sigidredo Correa o en la casa de Enrique Posada, pues en la universidad, solamente se reunía la Asamblea. Empezamos con mucho entusiasmo y pronto se nos informó que Ituango, no sólo tenía una pésima carretera, sino que tampoco tenía energía eléctrica, ni acueducto, además el servicio de transporte que prestaba la empresa Coonortge, era una verdadera calamidad, en salud y educación había muchas necesidades.En vista de tantos y tan graves problemas, resolvimos conformar una comisión para que viajara a Ituango y personalmente se enterara de las necesidades más apremiantes.  Con anterioridad al viaje, se acordó enviar varias cartas al Alcalde, al cura, al Honorable Concejo Municipal y demás personas prestantes del municipio, anunciando la visita.   A finales del mes de octubre, un día sábado,  viajó la comisión integrada por Sigifredo Correa, Alfonso Upegui y Elisa Calle Calle.  Esa misma noche, nos reunimos en la sede de la Alcaldía, aunque con muy poca asistencia de los invitados, probablemente por estar cayendo a esa misma hora un torrencial aguacero.  El Alcalde, hombre dinámico y emprendedor, oriundo del municipio de Andes, propuso que si la comisión no tenía mucho afán de regresarse, pues ninguno tenía otros compromisos,  se encargaría de citar a reunión  al Honorable Concejo Municipal y como no teníamos afán de hacerlo, así se hizo con el objeto de tratar más ampliamente los temas puesto que el burgomaestre apenas llevaba dos meses en el cargo, era el más interesado en conocer al máximo al respecto. El lunes, 25 de octubre, en el recinto del Concejo, expusimos las razones de nuestra visita, cosa que los alegró muchísimo a la corporación, en cabeza de su presidente, el señor Germán Duque Pérez, quien se manifestó muy agradecido de  vernos tan interesados de ayudar a solucionar los problemas y a no seguirnos sintiendo tan olvidados.  Explicó los siguientes aspectos:  La planta eléctrica, instalada en la vereda El Río, sin capacidad para el crecimiento de la población, deteriorada por el paso de los años y la reparación duraba muy poco, permaneciendo el pueblo a oscuras casi todo el tiempo, pues funcionaba con ACPM y el costo era demasiado alto.Consideramos, entonces tramitar una obra grande para llevar la energía de las Empresas Públicas de Medellín, pero algunos ediles opinaron que sería una obra muy costosa y el municipio no estaba en capacidad  de afrontarla.  En vista de lo anterior, propusimos que se tramitara a nivel regional, asociando los municipios de San José de la Montaña, San Andrés de Cuerquia, Toledo e Ituango.  Valía la pena hacerlo, fue aprobada y quefaba en manos de nosotros hacer las averiguaciones del caso, lo mismo que ante la Cooperativa de Municipalidades a ver que solución podría dársele a la planta eléctrica existente. Se habló de la creación de una biblioteca, pues era un deber de proporcionar a los estudiantes ese medio de consulta, y en este punto se acordó, que el municipio destinaría el local que en el palacio municipal estaba en la esquina, en el primer piso, con el frente hacia la plaza.  Se encargaría también de la respectiva dotación, de nombrar la bibliotecaria y entregaría algunos libros propiedad del municipio.  Nosotros en la ciudad con los paisanos, amigos y entidades que consideramos que nos podían ayudar, nos encargaríamos de conseguir muchos más.El servicio de transporte era una verdadera calamidad.  Sólo había dos líneas, los carros tan supremamente destartalados que podía considerarse un irrespeto.  Mucha gente viajaba de pie por falta de cupo, desde Medellín hasta Ituango y viceversa, en este punto nos comprometimos también a hacer lo máximo ante el Instituto Nacional  del Transporte – Intra  - , en esa época, para buscar el mejoramiento respectivo, aunque había necesidades en otros campos, la biblioteca, la energía y el transporte, fueron las más importantes y por las que queríamos empezar a trabajar.Permanecimos en el pueblo unos cuatro días que dedicamos a conversar con la gente y a visitar algunos lugares como el hospital, las escuelas, el asilo, entre otros y por donde pasábamos, las personas que sabán el motivo de nuestra visita, nos decían:  “Con tal de que nos arreglen el problema del transporte, aunque no hagan nada más”.Se acordó, entonces conformar una comisión integrada por el Alcalde, algunos Concejales, integrantes de la Junta de Acción Comunal y de la Junta Directiva de La Colonia para reunirnos con altos funcionarios en la capital y que tenían que ver con los asuntos tratados, pero antes con la solicitud de las audiencias respectivas para cada caso.  El invierno continuaba muy fuerte y en la carretera sólo se daba paso provisional, pues nos tocó de ida y regreso, trasbordar. En cuanto a la biblioteca, Extensión Cultural Departamental, nos hizo una buena donación de libros y preparó adecuadamente a la funcionaria para este fin.  Los paisanos amigos fueron generosos y de los fondos de la Colonia, adquiridos por medio de bingos, bailes y otros, fueron hechos aportes, comenzando a funcionar maravillosamente en abril de 1976.  Como visitábamos frecuentemente la sede de Extensión Cultural para informar y consultar, la Directora siempre nos recalcaba con insistencia: “Por favor, no vayan a permitir, por ningún motivo, que se le cambie la sede a la biblioteca, porque eso equivaldría a su final, pues así ha ocurrido en otros municipios.”  Entonces nos comprometimos a permanecer vigilantes en lo posible.En lo relacionado con el transporte, si encontramos muchas dificultades.  Nos presentamos puntualmente en el despacho del Subdirector del Intra, en donde encontramos, sin esperarlo, al señor Gerente de Coonorte.  Le expusimos el problema ampliamente, pero vimos a dos personas cerradas a cualquier intento de solución, pues se empeñaron en sostener que no era cierto lo que decíamos, situación que ocurrió en tres reuniones.  No valió que se les describiera los buses que unos meses atrás había yo viajado, destartalados, una vergüenza e insulto para los pasajeros y que después de muchos tropiezos en la carretera en un bus en que habíamos salido de Ituango a las seis de la mañana,  solo a las diez de la noche llegamos a Medellín.
Optamos por escribir sendas cartas a los Alcaldes y Juntas Directivas de las acciones comunales de los tres municipios vecinos, exponiendo el caso, ya que ellos tenían el mismo problema, además propusimos la idea de solicitar apoyo para la entrada  de otra empresa a la ruta para hacerles competencia.  En pueblo pequeño, las noticias corren rápidamente y lo importante era que llegara a oídos de Coonorte.  Así sucedió, se crearon otras dos líneas más y empezaron a enviar buses muy buenos. En cuanto a la energía eléctrica, nos presentamos en la Electrificadora de Antioquia, oficina de la época para proponer la obra y de allí nos mandaron para Planeación Departamental, donde el Jefe nos recibió muy bien y nos dijo:” Consíganse la plata y en dos años, se pondrá en servicio”.  Salimos felices de allí y días después tuvimos la oportunidad de conocer a Jaime Cifuentes Cataño, otro  joven ituanguino, que nos puso en contacto con el Doctor Mario Gutiérrez Cárdenas, otro ituanguino que había sido congresista y en ese momento era miembro de la Junta Directiva de Empresas Públicas de Medellín y se mostró dispuesto a ayudarnos en todo lo que fuera posible.  Tomaron, además parte en esta obra la Federación de Cafeteros y los municipios de San Andrés de Cuerquia, Toledo, Ituango y San José de la Montaña, éste último no quería participar en un principio, pues no lo consideraba indispensable para su servicio, pero luego sus autoridades  se convencieron que no debían perder esa oportunidad.La Cooperativa de Munincipalidades envió los ingenieros para reparar la planta eléctrica de Ituango para proporcionar el alumbrado el tiempo que durara la ejecución de la obra, no dos años como se esperaba sino tres.Firmamos este informe algunos de los que fuimos miembros  de la Junta Directiva de la Colonia de Ituango residente en Medellín, entre 1975 y 1978: Enrique Posada Úsuga, Alfonso Upegui Espinal, Elisa Calle Calle y Sigifredo Correa Correa.
Dado en Medellín, noviembre 12 de 2004.

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