Llego la Navidad y con ella las luces de colores y los villancicos, la gente compra los regalos y preparan la cena de nochebuena ,
Mi familia y yo añoramos las vacaciones con el solo deseo de poder viajar a Providencia,(Finca de la familia Correa Duque ) ,en la oficina no me aguantan, dicen que los voy a enloquecer, desde noviembre cierro los ojos y creo respirar aire puro como si estuviera en el filo de la aurora .
Si nos dieran a escoger entre un ressort en Santa Marta con todo incluido y los tiquetes rumbo a la Terminal no dudaríamos en cambiar las maletas de ruedas por la caja y el costal rumbo a Ituango .
Siento como si hubiera nacido allí, quiero sus paisajes y su gente como si fueran mi familia ;.añoro estar montada en la escalera con los bultos casi cayéndome a la espalda, pasar por el rió, la granja, el zancudo y finalmente llegar a la Cumbre donde me esperan unas bestias ensilladas para bajar a Providencia, cuando llegamos allí no quisiéramos tener que regresar .
El cielo es distinto si lo miro desde la corralerj donde Eduardo esta curando el ganado, añoro la nata de la leche encima de una arepa de esas que nadie hace como Octavio Jaramillo ,los frijoles con yuca y la panela raspada con quesito, todos son postres que solo se comen en esas queridas tierras .
Quiero escoger café y subirme al palo de mandarinas, encender el fogón con virutas que yo misma recojo en el rajadero de leña .
Todo lo que vivimos allí permanece en el corazón durante todo el año para guardar esperanzas de viajar en la próxima navidad
Claudia
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