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HISTORIA DE LA VEREDA EL TINTO DE ITUANGO

Por: Marco Fidel Zuleta Valle, nieto de Laurencio Zuleta, fundador de El Tinto.


La vereda El Tinto, está situada al noroccidente de Ituango, en el camino que conduce a Buenaavista, La Hundida hasta llegar a esta tierra de Zuletas.

A principios de los años 1900 esta región fue colonizada por los señores Marcos y Laurencio, llegados allí desde Girardota. Luego las tierras fueron compradas por una familia de apellido Calle, entre ellos, había un doctor en leyes, que no era graduado, tinterillo, por cual obtuvo el nombre la vereda de El Tinto. Años después las tierras fueron de nuevo compradas por los Zuletas, más concretamente, por los hijos de Don Laurencio, hasta el día de hoy cuando los Zuletas, siguen poblando estas lindas tierras.

Después llegaron pobladores como Adolfo Henao de Pená, en El Tinto se casó con Rosa Gilma Zuleta, dejando gran descendencia de Henao Zuleta.

En la actualidad las familias que allí habitan son. Zuletas, Mazo, Montoya Zuleta, Zuleta Calle, David Zuleta, entre otras.

En los años 60 los niños y jóvenes de esta vereda, se tenían que desplazar a la escuela de La Hundida, distante una hora, por eso sus líderes se pusieron en la tarea que tuviera su propia escuela, y en el año de 1970 se construyó una planta física comenzando con un pequeño salón construido en adobe y techo de zinc, siendo la primera profesora la señorita Dolores Giraldo Tamayo, le siguieron Leticia Correa Restrepo, Cristina Sepúlveda, Amanda López David, Matilde Correa, John Jairo Calle Gallo, Berta Alzate, Olga Ossa, John Jairo Escobar, Germán Muñoz, Marina Baena, Claudia Durango, Magdalena González, Dora Agudelo, Edwin Espinal, Antonio Rodríguez y Fernando Guisao, entre otros.

Cuenta actualmente con unas treinta y dos viviendas y unos ciento cincuenta habitantes. La base de la economía y la caficultura, productos como el fríjol, maíz, plátano y yuca, algunos frutales como el aguacate, mango, papaya, naranjo, mandarino, guanábana, zapote, maracuyá, guamo, tomate de árbol, tomate de aliño, cebolla, cilantro, coles, repollo, pepino.

En algunas fincas hay ganado, bestias caballares y aves de corral, en su mayoría los habitantes son propietarios de sus parcelas.

La Junta de Acción Comunal ha jugado un papel importante en el desarrollo de la región, existiendo siempre la unión de las gentes de El Tinto con los vecinos de La Florida.

El trabajo de sus gentes ha permitido obras para la comunidad, como las escuelas “La Giraldo”, “La Florida”, la carretera que los une con el casco urbano y la electrificación obtenida desde 1999 y que benefició a cuatro veredas. El Tinto, La Florida, Pená y Guacharaquero.

Sus gentes muy religiosas, en las casas antes de acostarse rezan el santo rosario, son muy devotos de la Virgen del cArmen y realizan promesas a la Virgen de la Peña, además participan de la Santa Misa cuando los visita el sacerdote de la parroquia de El Carmelo, a la cual pertenecen. En mitos y leyendas hay muchas creencias que siguen transmitiendo de padres a hijos. Cuentan que en la quebrada Cañaveral, salía la Madre Monte, Don Tixta Zuleta, quien gustaba mucho de madrugar, salió un domingo muy temprano hacia el pueblo, pasó dicha quebrada, pero al comenzar algunas vueltas del camino, vio un bulto que rodaba en dirección a él, donTixta sinitió miedo y se devolvió para la casa, detrás iban otros señores y le preguntaron que le había pasado que estaba tan asustado y él respondió: “Hombre fue que me encontré la madremonte en la quebrada”. Los amigos en forma amigable le dijeron: “Devuélvase hombre que eso fue parecer suyo”, este se devolvió para se quedó atrás para sorpresa de todos, lo encontraron fue una señora que también iba para el pueblo, pero se había rodado y la atajó una mata de plátano.

También contaban los abuelos que enn el camino real que va hacia La Aldea, las gentes en las horas de la noche, encontraban un bulto con una cabeza mocha, que daba unos silbidos muy fuertes y que se escuchaba en toda la región.

En la vereda existe una finca que se llama “El Purgatorio”, tal vez porque era muy caliente o por aburrida, pero hablando en serio se dice que allí había un encanto, donde las brujas bailaban todas las noches, claro que no hay que creer en brujas, pero que las hay, las hay.

Este encanto quedaba en un filo que por ser tan delgado le decían “La pechuga”, me contaba un tío que muchos intentaron a las 12 de la noche de un viernes santo, llegar al encanto que echaba chispas y luces como de bengalas, pero era tanto el miedo y las luces tan fuertes que se tenían que devolver, sólo un señor de apellido Agudelo, logró llegar en su caballo hasta muy cearca del encanto, pero cuentan que el animal cayó al suelo con el osado y arriestado hombre y aparece que el hombre perdió la razón.

Pero con el tiempo, el filo se derrumbó a la cañada de Singo y un señor que vivía cerca pereció y aquí se terminó el encanto. También me contaban cuando yo era niño, que el duende vivía en un rancho, que le servía de techo a una despulpadora, el duende les escondía los costales que los trabajadors dejaban para madrugar al oro día a trabajar, por lo general, lo escondía en el zarzo, las gentes encontraban únicamente el rastro que consistía en unas patas de gallina y la otra como la de un niño.

En la vereda hay una quebrada llamada “la del duende”, porque allí lo encontraron varias veces y las gentes eran envolatadas.

Otras quebradas son La Clarita, de la cual se surte el acueducto veredal, del Lión, que lleva este nombre por haber encontrado allí uno de estos animales.

Esta es la vereda El Tinto, tierra de gentes buenas, trabajadoras, tierra de Zuletas.

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2 Comentarios

Unknown ha dicho que…
Grande mi papá Marcos zuketa
Unknown ha dicho que…
Gran contador de historias mi papá